Madrid, 23 abril de 2020.- El quíntuple medallista olímpico David Cal ha revelado hoy que los JJOO de Sídney 2000, a los que acudió como reserva y los únicos en los que no subió al podio, fueron los que “más” disfrutó, ya que “una vez que están en el foco, tocan más presiones”.Así lo ha dicho esta tarde durante la conferencia “Perdiendo el miedo a ganar”, en el marco de las clases magistrales online, organizadas por la Federación Española de Piragüismo para proporcionar entretenimiento y formación ante la inactividad debida a la pandemia del coronavirus.
Cal, que marcó un punto de inflexión en el piragüismo español al ganar dos medallas en Atenas 2004, ha recordado sus inicios a los 7-8 años primero en kayak, que no le gustaba “mucho”, lo que le llevó a cambiar a la canoa durante un verano. Vivía en Vilariño, una localidad cercana a Aldán (Pontevedra), donde junto a un amigo se dijeron: “¿Probamos en eso de la piragua?”.El deportista español más laureado en Juegos rememora que al final de aquel verano había logrado estabilidad en la canoa, de manera que no se caía al agua aunque no lograba alejarse de la orilla mientras sus compañeros se adentraban en agua de la Rías Baixas.”No tenía referentes en el piragüismo”, ha dicho Cal, que “disfrutaba muchísimo. Fue un verano perfecto; entrenando, jugando y divirtiéndome con mis amigos”.Al principio no le gustaba competir, “no quería” ir a su primera prueba como alevín frente a niños 2 años mayores, ha reconocido.
En el repaso a su carrera deportiva, David Cal ha mencionado el primer podio logrado en Lugo y uno de los “palos más gordos” recibidos cuando siendo un chaval se quedó fuera del equipo nacional. Entre las anécdotas ha desvelado la vivida en su época júnior cuando en el Mundial su canoa no superó el control de pesaje por una fallo de fabricación, y acabó consiguiendo la medalla de bronce con una embarcación prestada por un fabricante, que finalmente se la regaló.
Después, con 17 años acudió a los primeros de sus cuatro Juegos Olímpicos: “En Sídney remó José Manuel Crespo, que era el que más andaba. Si lo hubiera hecho yo, yo quedaría fuera de la regata ya en la línea de salida. Iba al campo de regatas, intentaba no molestar mucho; había un ambiente tenso en el equipo. Fue una experiencia brutal, visitaba la ciudad, acudía a otras competiciones, aquello me dio otra perspectiva”.De “sentir mucha envidia” al presenciar desde la grada las regatas de los multicampeones Andreas Dittmer, Martin Doktor y Maxim Opalev, Cal pasó a ganarles cuatro años después en Atenas 2004 (oro en C1 1000 y plata en C1 500), a cuya cita llegó siendo “muy joven, sin ser el favorito, y un poco tapado, pese a que ser entonces vigente subcampeón mundial”.
La tranquilidad con la que el pontevedrés afrontaba las finales olímpicas era tal que incluso se quedó dormido antes de una de ellas. “Hacía muy bien esos momentos de des conexión”.Cal ha comentado que no disfrutó “tanto” en Pekín 2008, donde ser el abanderado español fue algo “espectacular”, si bien los resultados no fueron los buscados: “íbamos por dos oros y vinimos con dos platas. Me cayeron bastantes críticas”. Para preparar Londres 2012 tuvo que superar “problemas de motivación”, y admite: “Ya llevaba cuatro medallas olímpicas, pasamos de pelear por dos oros a hacerlo por la quinta medalla de mi carrera. Para lograr la remontada tan brutal en la final olímpica tocó improvisar y adaptarse”. El gallego fue “aprendiendo a controlar la ansiedad” hasta que en 2015 decidió poner fin a su carrera deportiva tras un periodo de entrenamiento en Brasil junto al que fue su técnico, Suso Morlan. “Era el momento idóneo, estaba saturado”, ha concluido Cal, que ha admitido los “miedos” a los que tuvo que enfrentarse en su cambio de vida al integrarse en el servicio de Deportes de la UCAM, donde se siente plenamente acoplado desde su incorporación el 10 de febrero de 2016.
“Llevo el confinamiento lo mejor que puedo, se me hace duro”, ha comentado el deportista español más exitoso en JJOO, para el que “ahora toca aguantar”.