El regreso al futuro de Sete Benavides

El final de la cuenta atrás llegó para Alfonso Benavides (Pollensa, 1991) el pasado 12 de noviembre cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) oficializó la reasignación, en favor del canoísta balear, de la medalla de bronce del C-1 200 de los Juegos de Londres 2012. La interminable espera tras la descalificación por dopaje del lituano Jevgenij Shuklin, medalla de plata en aquella prueba acaecida en el amanecer de la carrera deportiva de Sete, ha tenido un feliz desenlace que servirá de acicate extra al palista perteneciente a la UCAM de Murcia para encarar el recién estrenado ciclo olímpico de París 2024, en el que confía en dar mucha guerra después de que la Federación Internacional de Piragüismo (ICF) acortara la distancia del C-2, de los 1.000 metros, a los 500. 

Después de los 22 metales conquistados entre Mundiales, Copas del Mundo y Europeos, ese bronce londinense que llegará en breve a sus manos viene a cerrar con fanfarrias el círculo a su particular idilio deportivo con el C-1 200. “La verdad es que sí. Aparte porque llevo esperando desde que me lo anunciaron, hace dos años y medio, llevo esperando una medalla olímpica toda mi carrera, trabajando duro para poder conseguirlo. No pudo ser en en Río (acabó cuarto), en Tokio no pude estar, así que lo intentaremos de nuevo para París. Por lo menos me ha llegado esta medalla de la que tenía tantas ganas. Es cierto que me llega más al final que al principio de mi trayectoria, pero eso no quita para que esté contentísimo”, afirma un Sete que arde en deseos de poder colgársela del cuello.   

“Llevo esperando una medalla olímpica toda mi carrera, he trabajado duro para lograrlo, así que estoy muy contento”

“Tengo unas ganas tremendas, lo que pasa es que aún habrá que esperar, pero espero que sea mucho menos. Sabíamos que la espera sería larga porque el lituano iba a recurrir. Creo que todo el proceso terminó en abril, pero entre que el tema se ha llevado al COI y han reasignado las medallas, se ha tardado un poco más. Lo importante es que ya veo la luz al final del túnel para que llegue ese momento”.  

Su única amargura después de conseguir que prevaleciera el ‘Citius, Altius, Fortius’ del Barón de Coubertin sobre las prácticas ilícitas de Shuklin es no poder saborear ese bronce subido al podio olímpico. “Pues sí, pero las cosas vienen como vienen. Me fastidia, desde luego, pero es lo que hay. Lo importante es tener la medalla, que se haya reconocido”.

Sete Benavides, en los Juegos de Río 2016.

Sete asume con donaire el hecho de que, de haber tenido la medalla colgada al cuello en tiempo y forma, su carrera deportiva podría haber llevado otros derroteros. “Está claro que he dejado de tener probablemente patrocinadores, ayudas… Hubieran sido diferentes y me habrían abierto las puertas de otra manera distinta. No es lo mismo ser medallista olímpico que diploma. Tengo compañeros que han sido primero diploma y después han hecho medalla, y dicen que sí que les han cambiado bastante las cosas. Pero bueno, si tuviera que vivir la misma vida, lo haría sin esa medalla olímpica”. 

Y, por supuesto, no guarda rencor a Jevgenij Shuklin. “Si le viera, le saludaría igual. Está claro que, a mi parecer, lo que hizo está mal, pero igual él piensa lo contrario. Es algo en lo que no he pensado porque desde que salió todo este tema no he vuelto a hablar con él. Lo que es evidente es que sus actos nos han afectado a los demás”. 

“Si viera a Shuklin, le saludaría igual; lo que hizo está mal y sus actos nos han afectado al resto, nos han privado de bastantes cosas”

De vuelta al presente, el palista mallorquín mira el futuro con optimismo tras la nueva vuelta de tuerca dada por la ICF de cara a los Juegos de París. “Después de tomar la decisión de suprimir el C-1 200 para Tokio, que nos afectó a bastantes palistas, alguno incluso decidió dejarlo porque no sabía qué hacer, han sabido rectificar metiendo el 500 en C-2, lo cual me parece más justo, tanto para los de 1.000, como para los que veníamos del 200. Así podremos tener unas competiciones igualadas y, en mi caso, poder aspirar a algo. Ahora estoy compitiendo con Toni Segura en C-2 500. De hecho estuvimos en el Mundial de 2019 y sacamos medalla de bronce. La verdad es que fuimos a ver qué pasaba y salimos contentísimos”. 

Sete, con el bronce logrado en el Mundial de 2019.

Sete se entrena a diario en su Pollensa natal con la proa fijada en los selectivos nacionales del curso que viene, donde no lo tendrá nada fácil para ganarse una plaza en las competiciones internacionales. “A la vista está que la canoa en España tiene mucho futuro. Los chicos que vienen detrás tienen un gran talento, trabajan mucho y además tienen resultados. Sólo hay que fijarse en lo que hizo Antía en los Juegos y en el Mundial de Copenhague; o Tano y Pablo. Es para quitarse el sombrero, las cosas como son. Parece fácil, pero es muy difícil llegar hasta allí”.

“Tenemos un equipo nacional espectacular. Hemos ido creciendo y creciendo hasta alcanzar un nivel altísimo; hay un talento increíble”  

Su anhelada medalla de Londres ha catapultado al piragüismo como el mejor deporte olímpico español en las tres últimas entregas de los Juegos, una circunstancia que no sorprende a Benavides. “Nuestro nivel actual es espectacular. Yo empecé con la canoa en 2004 y al poco me encontré con la medalla de oro de David Cal en los Juegos de Atenas, y luego la de plata. Después vino el oro de Saúl y Perucho en el K-2 500 en Pekín; y luego Londres. Hemos ido creciendo y creciendo hasta alcanzar un nivel altísimo. Hay un talento increíble. Lo del kayak ha sido arrollador. Ahora mismo tenemos un equipazo”.

Y remata: “A veces nos miramos con otros equipos de fuera, pero creo que los de fuera se fijan más en nosotros que al revés. No voy a decir que no haya cosas que mejorar, eso siempre. Pero a muchos países les gustaría tener el potencial de nuestro equipo nacional”.    

Benavides, con los colores de su club, el UCAM Murcia.