La RFEP continúa con la campaña ‘Ellas Palean‘ que nace con el objetivo de visibilizar a las deportistas que llenan de éxitos al piragüismo español. A través de este espacio conoceremos la historia humana de las principales palistas de España.
Esta semana Ana Sanjuán contará su camino hasta posicionarse como una de las palistas indispensables de la selección sub-21 de Kayak Polo. Esta temporada la jugadora ha conseguido subirse al tercer cajón del podio en el Mundial de Saint Omer, un bronce que, como ella misma explica, se sintió como un oro.
- ¿Qué fue lo que hizo que te interesases por el Kayak Polo?
He pasado por las tres disciplinas del piragüismo. Primero empecé con el Slalom por mi padre. Él hizo TAFAD cuando era joven y eso es lo que me hizo empezar en el piragüismo. Luego probé la pista porque me cambié de club y allí también había Kayak Polo. Al final, el presidente del club me animó a probarlo, comenzó también la iniciativa de volver a hacer una selección sub-21 de Kayak Polo y me presenté a la convocatoria pero no me cogieron. Así es como empecé en el Kayak Polo y hasta ahora. Las otras disciplinas las he dejado porque en Madrid es difícil ya que no hay ríos ni instalaciones para practicarlas.
- ¿Y qué tenía el Kayak Polo que no tenía el slalom?
Además del acceso a instalaciones, me decanté por el Kayak Polo porque la piragua se parece más a la de Slalom. También, nunca antes había practicado un deporte en equipo. Siempre me había centrado en deportes individuales porque pensaba en que todo dependía de mí y, si me esforzaba, sacaría resultados, sino la que perdía era yo también. Sin embargo, con el deporte en equipo, el esforzarse, entrenar con más gente, tener tus compañeras de equipo… me motiva a trabajar más. Siempre lo digo, si una mete la pata, la metemos todas porque siempre podríamos haber dado más de nosotras para que esa situación no se produjese.
- ¿Cómo crees que has avanzado desde que te presentaste a la primera selección y no te cogieron, hasta el Mundial de este año, pasando por tu debut en el europeo de Coimbra, Portugal, en 2019?
El primer año que volvieron a hacer la selección y no me llegaron a coger yo sabía moverme muy bien con la embarcación, pero el coger el balón y tirar no lo llevaba tan bien. Al empezar en este mundo me gustó mucho el clima y en mi equipo estaba muy a gusto, porque yo solo tenía 14 años y el resto 26, así que me cuidaban como si fueran mis madres.
Al año siguiente me cogieron para el torneo que se celebraba en Bélgica, pero para el mundial de Canadá me quedé otra vez fuera. Eso me dio un poco de rabia, pero pensé: “¿quería haber entrado en la convocatoria? Pues haber entrenado más”. Para Coimbra entrené más y pude competir. Fui con dos chicas más de mi edad que éramos nuevas y, al final, son con las que he quedado tercera en el mundial de este año. Creo que quedarme fuera de Canadá me sirvió para currármelo más.
- ¿El rechazo al inicio de tu carrera en el Kayak Polo te afectó de alguna manera?
Cuando pasó lo de Canadá mi mentalidad fue la de entrenar más, esforzarme más y dar la talla para entrar en la siguiente convocatoria en algún momento.
Pero en 2019, cuando se celebró el Europeo de Coimbra, me cambié de club y estuve entrenando sola muchos meses. Eso fue psicológicamente muy duro para mí porque es un deporte de equipo y estaba entrando los pases con la pared. Gracias a la ayuda de nuestra psicóloga deportiva, María del Mar, trabajamos mucho esa situación y también la costumbre de exigirme mucho. Me pasaba que, cuando el entrenador nos pedía vídeos de entrenamientos para ver la progresión, y yo no llegaba a los resultados anteriores en las pruebas, salía del entrenamiento llorando. Con el tiempo y la ayuda aprendí que los resultados también dependen de más cosas que te afectan.
- Aparte de dedicarte al piragüismo también eres estudiante de INEF ¿cómo compaginas tu carrera deportiva con tu vida fuera del piragüismo?
Me levanto a las seis de la mañana para llegar a clase a las ocho y como estudio al lado del lago de Casa de Campo, cuando termino mi turno me quedo a comer con unas amigas, estudiamos juntas y luego sobre las cinco de la tarde voy a entrenar hasta las nueve, que llego a mi casa. Pero siempre digo que los estudiantes que hemos practicado un deporte desde pequeños sacamos mejor las cosas que alguien que no tiene esa presión. Creo que nos sabemos organizar mejor y aprovechar el poco tiempo que tenemos.
- Esta temporada te has subido al podio en el campeonato del mundo de Saint Omer gracias al bronce que lograsteis ¿a qué supo esa medalla?
Supo muy bien… no sé ni explicarlo. Este año ha sido una temporada muy especial porque siempre he tenido las mismas compañeras en el equipo, pero este año se nos han jubilado cuatro palistas que llevaban al frente de la selección desde Canadá así que nos quedamos con un equipo muy nuevo. Pero creo que al ser todo diferente cambiamos el chip, no íbamos a las competiciones con tanta presión por conseguir medalla. El año pasado sí que tuvimos más presión por ser el último Europeo de las veteranas y querer subirnos al podio todas juntas por última vez.
La medalla fue un bronce pero me supo a oro. Yo me sentí campeona olímpica. Al ganar esta medalla yo me he sentido ahora mucho más motivada porque me creo realmente que podemos llegar a más. La clave no es solo confiar en tus compañeras, sino también sentir que tus compañeras confían en ti.
- ¿Qué cualidades tiene que tener un equipo para lograr llegar a lo más alto?
Sergio García Moreno, nuestro seleccionador ha hecho un gran trabajo. Nos llevaba siempre juntas y eso hizo que formásemos un buen equipo. También teníamos una rutina establecida en nuestra preparación para cada partido: primero calentábamos, luego nos reuníamos, charlábamos, teníamos nuestros ratitos de privacidad… eso hizo que nos convirtiésemos en amigas.
- Bea Carmona, integrante de la selección absoluta de Kayak Polo, nos comentó que ella como capitana reúne a sus compañeras antes de cada competición y dice cosas positivas sobre ellas para motivarlas y fortalecer la relación del equipo, ¿qué soléis hacer en la selección sub-21 para tener una buena conexión entre las palistas y así conseguir los resultados esperados?
Todas somos muy pesadas por Whatsapp y por Instagram, siempre nos estamos hablando y mantenemos la relación, aunque no nos veamos habitualmente. Sergio a veces ha propuesto que le digamos algo bueno sobre el resto de las jugadoras y él después ha hecho una carta con todas esas cosas positivas. Es muy bonito escuchar lo que tus compañeras piensan de ti, no solo a nivel profesional sino también personal. También solemos tener nuestros ratitos de cantar y bailar cuando hacemos pases, cuando cocinamos, comemos… y hasta cuando tendemos. Esos son los momentos que más nos unen.
- La temporada que viene serás una de las más experimentadas de la selección ¿qué supone esto para ti?
Supone mucha presión. Para nosotras las mayores siempre han sido las mamis. Este año Nerea, que era la veterana del equipo, no solo estaba pendiente de su trabajo sino también del resto para que todo salga bien. Otra veterana, Ariadna Hoyos, también ha hecho un gran trabajo este año como capitana. Eso te produce una presión importante porque tienes que superar su nivel de compromiso y trabajo bien hecho.
- ¿Qué fue lo que te enseñaron las veteranas cuando llegaste al equipo sub-21?
Me enseñaron mucho. Me acuerdo de que, cuando íbamos perdiendo algún partido y habíamos metido la pata, ellas solo con una mirada, con una sonrisa o con un simple gesto hacían que te vinieses arriba, te sintieses otra vez motivada y con esperanzas de remontar el partido.
- ¿Qué crees que les puedes aportar a las nuevas jugadoras que lleguen al equipo?
Creo que aporto buen rollo. Soy una persona que no pone malas caras, que jamás te va a recriminar nada que hayas hecho en el campo porque soy consciente de que todos cometemos errores. La clave es confiar en tus compañeras y creer que tus compañeras confían en ti. Si ellas confían en mí tan solo la mitad de lo que yo confiaba en mis veteranas estaré satisfecha.