Carta de despedida de Ekaitz Saies: “Gracias a todos los que habéis formado parte de este viaje”

Una de las muchas cosas que me ha enseñado el deporte de alta competición es a ver la vida de manera cíclica. La semana representa un microciclo, el mes un mesociclo, la temporada un macrociclo (o varios, dependiendo de la metodología que se aplique) y los Juegos Olímpicos, un ciclo de 4 años denominado olimpiada.

Muchos de los deportistas de élite que conozco posponen la mayoría de las decisiones importantes hasta que pasa el ciclo olímpico. Esto favorece la tan necesaria concentración en los detalles del proceso de su preparación deportiva.

Desde que dejé la alta competición hace más de 10 años y comencé a trabajar como director técnico en la Real Federación Española de Piragüismo, mi filosofía se ha mantenido en esa misma línea: trabajar de forma lo más intensa posible hasta los Juegos Olímpicos y, una vez pasados estos, plantearme el futuro.

Entré a trabajar en la RFEP después del Campeonato del Mundo clasificatorio olímpico de Milán 2015, con 33 años, y me marcho con 42 años, dos hijos más de los que tenía en aquel entonces, canas y arrugas que evidencian el paso por este cargo, y las muchísimas alegrías y éxitos que he disfrutado junto a nuestros deportistas, técnicos, dirigentes y aficionados a este maravilloso deporte.

Durante estos años he disfrutado de gestas históricas de nuestros deportistas, como los 3 oros olímpicos (2 en sprint y 1 en slalom) y el bronce de Río 2016. Vibré desde casa con las 3 medallas de plata de Tokio 2020 (también 2 en sprint y 1 en slalom) después de un ciclo, cuanto menos, diferente; y gocé de mi madurez en el cargo, esta vez llevando solo el sprint, con los 2 bronces de París 2024.

Pero no solo existen los Juegos Olímpicos. Durante estos años he gozado de mundiales inolvidables como el de Racice en 2017, en el cual conseguimos una medalla en K4 Hombre en prueba olímpica tras 44 años sin lograrlo, desde el mítico K4 ganador en Belgrado 1975. O el mundial de Szeged 2019, clasificatorio para Tokio 2020, donde conseguimos clasificar 4 embarcaciones para los JJ.OO. y las 4 con medalla, ante los más de 30.000 espectadores que se acercaron a ver la competición. El histórico mundial de La Seu 2019, donde conseguimos clasificar las 4 plazas para Tokio 2020 y logramos un hito histórico al ocupar por primera vez en la historia 2 de las 3 plazas del podio en el K1 Hombre.

Ya entrados en el ciclo olímpico de París 2024 y llevando exclusivamente la dirección técnica del sprint, los mundiales de Halifax 2022 y Duisburgo 2023 quedarán en mi memoria para siempre.
Desde el principio de este proyecto, nos planteamos construir el equipo más completo y competitivo posible en las 4 categorías, con el objetivo de clasificar el mayor número de palistas posible para París.

En Halifax logramos ocho medallas (cuatro oros, dos platas y dos bronces) y ganamos por primera vez en la historia el medallero por países. Un año después, en Duisburgo 2023, se superó esa cifra con un total de 13 medallas (tres oros, cinco platas y cinco bronces), siendo segundos en el medallero por países, detrás del país anfitrión y empatados a medallas de oro y plata.

En aquel mundial, logramos además clasificar 15 de las 18 plazas olímpicas posibles.

De las 7 embarcaciones que clasificamos para París 2024, 5 lo hicieron además subiendo al podio. Una de las que más ilusión me hizo fue la del K4 Mujer, ya que desde 2007 no lográbamos clasificar esta embarcación para unos Juegos Olímpicos. Otro de los aspectos que me han llenado muchísimo ha sido ver la evolución y el resplandor de la canoa, tanto en hombres como en mujeres. Desde David Cal y Sete Benavides no conseguíamos estar en los primeros puestos.

El 2022 fue increíble para esta categoría. En la Copa del Mundo de Racice 2022, nuestros C2s fueron oro y plata; en el mundial, Tano y Pablo lograron el título mundial, y en el europeo, Joan y Adrián ganaron el título continental. Logramos los dos títulos más grandes de ese año con dos tripulaciones diferentes. Algo similar sucedió con las mujeres: María logró la medalla de plata en el mundial y Antía el oro en el europeo. Otro ejemplo del poderío de la canoa española ha sido haber ganado durante dos años consecutivos los mundiales de C4 Hombre.

A todos estos éxitos habría que sumarles los conseguidos en campeonatos europeos senior y todos los conseguidos en las categorías junior y sub23, pero me alargaría demasiado.

Por último, aunque los resultados olímpicos de París 2024 no reflejaran todo nuestro potencial y tuviéramos que conformarnos con 2 medallas de bronce y cuatro rendimientos muy cercanos a las medallas (2 cuartos puestos y 2 sextos puestos), siempre me gusta quedarme con lo positivo.

Estos resultados se dieron en las 4 categorías (Hombre y Mujer Kayak, Hombre y Mujer Canoa), que fue uno de los principales objetivos de este proyecto deportivo: ser fuertes en todas las categorías.
Por otro lado, la apuesta por las embarcaciones de equipo en sprint dio sus frutos, y tenemos más medallistas que nunca (6), lo que hace además que haya más familias, entornos, clubes y autonomías felices por estos resultados.
Asimismo, estas dos medallas, más la lograda en slalom, han ayudado a que el piragüismo sea, hoy por hoy, el deporte que más medallas ha aportado al olimpismo español.
En París 2024 se dio otro hito histórico para nuestro deporte: Saúl Craviotto se convirtió en el único deportista español con 6 medallas olímpicas.

Recuerdo ir con Saúl en el coche hacia la Casa de España del Comité Olímpico Español tras ganar su sexta medalla olímpica, y en la entrevista que le estaban haciendo mencionó que durante este ciclo olímpico había disfrutado muchísimo, y que en parte se debía a los esfuerzos que se habían hecho desde la federación para mejorar las cosas. Miré por la ventana. El sol se estaba poniendo sobre París, iba acompañando a una leyenda del olimpismo y, en ese momento, sentí la satisfacción de haber dado todo lo que tenía por este equipo.

Como decía al principio, me gusta ver la vida por ciclos. La vida es dinámica y, a medida que crecemos como personas, nuestros objetivos, valores y aquello que nos motiva a menudo también evolucionan. Ahora inicio un nuevo ciclo, en el que me gustaría dedicar más tiempo a mi familia y dar vida a numerosas ideas y proyectos que he tenido aparcados por falta de tiempo.

Soy piragüista y siempre lo seré. Desconozco cuál será mi vinculación con este equipo en el futuro, pero lo que tengo claro es que siempre lo llevaré en el corazón, esté donde esté. Gracias a todos los que habéis formado parte de este viaje. Nos vemos en el agua.