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LA CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL EBRO AMPLÍA SU ESTUDIO SOBRE LA RELACIÓN ENTRE LA NAVEGACIÓN FLUVIAL Y LA PROPAGACIÓN DEL MEJILLÓN CEBRA

En el nuevo informe se han incluido nuevos factores de análisis. El más importante, la supervivencia de las larvas de mejillón cebra durante un traslado agua del material infectado entre dos masas de agua. Se ha comprobado que si no se aplican protocolos de desinfección y secado adecuados, las larvas planctónicas de mejillón pueden sobrevivir a desplazamientos de por lo menos 45 minutos (unos 75 kilómetros). Es decir, que sobreviven al proceso de secado natural de los elementos utilizados en la práctica del piragüismo, al ser extraídos de una masa de agua infectada y ser transportados al aire (por ejemplo, la baca de un coche), a otra masa libre de mejillón cebra. Se identifica el interior de la bañera como el principal compartimento de transporte de las larvas.

Sin embargo, el número de larvas vivas detectadas tras el transporte es muy bajo: de las 31-69 larvas/uso que se detectaron en piraguas rígidas tras sacarlas del agua del embalse contaminado, solo quedaban vivas 0-2 larvas/piragua tras el transporte, una mortalidad próxima al 98%. No se ha evaluado la probabilidad de que estas larvas vivas sean capaces -desde el interior de la bañera- de poder pasar a la nueva masa de agua, aunque parece bastante baja. Es importante resaltar que, como en el estudio anterior, no se detectaron adultos ni juveniles no larvarios de mejillón cebra transportados ni por las piraguas ni por el equipo.

El estudio indica que con los datos recogidos no se puede asegurar que el piragüismo sea una actividad que pueda contaminar una masa libre de mejillón cebra, ya que se desconoce el dato científico de cuantas larvas sobrevivirían a la manipulación y transporte y cuántas hay que introducir en una masa de agua para contaminarla. La recomendación del informe es prestar atención a las medidas preventivas de desinfección como la mejor opción para evitar que las piraguas dispersen larvas de mejillón cebra, e incorporarla como hábito a la práctica del piragüismo. Un correcto secado complementado con la utilización de lejía diluida garantiza que no se transporte esta plaga.

Desde la RFEP nos hacemos eco y avalamos esta recomendación, además de felicitar nuevamente a la Confederación Hidrográfica del Ebro por el interés y el rigor técnico que vienen mostrando en dotar de bases técnicas sólidas la gestión de nuestra actividad.

Esperamos que esta actitud estimule a otras demarcaciones hidrográficas, en las que la gestión del piragüismo parece basarse sólo en establecer prohibiciones arbitrarias y desproporcionadas, que en muchos casos indican un desconocimiento grande de las características de nuestra actividad y nuestras embarcaciones, y no solo eso, sino que en muchos casos ni siquiera se motivan.

Contenido del informe

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