Marcus Cooper Walz, triple medallista olímpico y uno de los grandes referentes del piragüismo español, ha tomado una de las decisiones más significativas de su carrera: dejar su puesto en el K4, el barco con el que España ha brillado en las últimas grandes competiciones internacionales, para centrarse en el K1 1000 metros, prueba en la que se coronó campeón olímpico en Río 2016.
Tras meses de reflexión, dudas y entrenamientos en solitario en Alcúdia, el palista nacional ha decidido volver a sus raíces, a pesar de que reconoce que el 1000 «no es su distancia favorita». “Lo que conseguí en Río ya lo tengo, y lo máximo que podría hacer es igualarlo. Pero quería complicarme la vida de otra manera, retarme de verdad”, explica el propio Cooper.
Según relata el propio Marcus, la decisión se hizo definitiva pocos días antes de la Copa del Mundo, cuando se sentó con el seleccionador nacional: “Le pregunté a Miguel si se veía capaz de hacerme una planificación completa para el K1-1000. Me dijo que sí y yo le dije: ‘Perfecto, entonces dejo el K4. Voy a por el K1’”.
“No es nada personal, simplemente una decisión propia, porque siento que ahora es más difícil lograrlo que en Río. Llevo ocho años centrado en el 500 y el K4. Ahora toca reinventarse”, asegura el abanderado español en París 2024. Con esta decisión, Marcus cierra un ciclo histórico con un palmarés que habla por sí solo: oro olímpico en K1 1000 en Río 2016, plata en K4 500 en Tokio 2020 y bronce en París 2024. A nivel mundial, ha cosechado múltiples medallas —incluidas tres oros— en campeonatos del mundo y de Europa, siendo una pieza clave del K4 español en su época más brillante. Su apuesta por el K1 1000 supone un nuevo reto personal en una carrera marcada por la ambición, la versatilidad y su competitividad.
La salida de Cooper del K4 supone un desafío para el equipo nacional, pero el seleccionador Miguel García ya trabaja para reconstruir un barco competitivo.
El objetivo es claro: mantener a España en la élite del K4 masculino. Estamos ante una nueva etapa, con talento emergente, experiencia consolidada y un equipo técnico volcado en lograr el mejor equilibrio posible para seguir luchando por las medallas. España ha convertido el K4 500 en uno de sus buques insignia, y aunque la baja de Cooper deja un hueco, se abre también la puerta a una nueva generación de palistas que buscarán consolidarse en el ciclo hacia Los Ángeles 2028.
Con Marcus centrado en el K1 1000, y con la posible exploración del K2 500 —que no descarta si encuentra un compañero afín—, el piragüismo español se encuentra ante un momento de transición apasionante, liderado por la visión de futuro de su equipo técnico y la ambición intacta de sus grandes nombres.