Miquel Travé (La Seu, 2000) es uno de los millennials más aventajados del piragüismo español. Tras un 2021 en el que ha roto aguas tanto a nivel nacional (campeón de España en C1 y tercero en K1), como internacional (victoria en la Copa del Mundo en La Seu; bronce por equipos en el Mundial Sub 23 de Eslovenia; ganador absoluto de la Segre Cup y segundo en el British Open), el fino palista ilerdense aspira a consolidar ese complicado equilibrio entre rendimiento y eficacia que le permita instalarse en la élite del slalom mundial y, por ende, le abra al fin las puertas de unos Juegos Olímpicos, la meta última por la que Travé finta cada día los rulos de agua en el Canal del Segre con el brazo gris del viento ceñido a su cintura de trapito.
- ¿De dónde viene tu frase de cabecera, “con confianza, pero sin confiarse”?
Es una frase que me impactó las primeras veces que la escuché. Me la dijo en 2017 un entrenador que me marcó mucho en mi carrera, pues fue un punto de inflexión en mi paso de júnior a sénior. Me decía que tienes que estar confiado, pero no confiarte de la situación. Si te confías, siempre puedes cometer un pequeño error, un mínimo fallo que te cueste una medalla, una final o para lo que estés luchando. Pero si no vas confiado en tus capacidades, también es difícil rendir. Entonces tienes que ir confiando en ti mismo, pero sin confiarte de lo que va a pasar.
- Tu 2021 a nivel de resultados ha sido para enmarcar: ¿Con cuál de tus éxitos te quedas?
Sin ninguna duda ganar la Copa del Mundo en la Seu, por ser en casa y delante de mi gente. No estaba fácil, pero yo sabía que tenía posibilidades por jugar en casa y por ese punto de más que te da conocer bien el canal. Fue especial. Quedé tercero en las clasificatorias, pude ganar las semis y bajar el último en la final. Sabía que podía hacerlo bien. Toqué una puerta arriba, hubo un poco de tensión porque estaba ligeramente por detrás en los parciales de mitad de la prueba, pero al llegar abajo me puse por delante por tres milésimas. Fue increíble poder ganar una competición sénior, y más en casa. Es algo con lo que llevaba soñando hace mucho tiempo.
- ¿Qué nota global te pondrías como balance del año?
Yo pondría dos tipos de notas diferentes: a nivel de resultados me pondría un 7’5-8, pero en rendimiento deportivo le pondría un 9’5 alto por la seguridad con la que me encontraba remando y compitiendo, con una regularidad y un modo de palear rápido con el que tenía muy poca probabilidad de error. Sin embargo, quedé cuarto en el Mundial Sub 23; sexto en el Europeo; undécimo y duodécimo en un par de Copas del Mundo; también duodécimo en el Mundial. Es cierto que sólo entran 10 en la final y que estuve muy cerca, pero no llegué. Aunque por otro lado ganar una Copa del Mundo hace que la nota suba.
“Fue increíble poder ganar una prueba de Copa del Mundo, y más en casa. Es algo con lo que llevaba soñando hace mucho tiempo”
- ¿Algún debe que te quedara pendiente en esta temporada?
El Mundial Sub 23, porque era una competición en la que sabía que tenía muchas opciones, aunque mi generación es muy potente. Éramos 7-8 candidatos claros a ganar el Mundial. Pude ganar las clasificatorias y también las semis, pero en la final tuve una penalización que me pasó de segundo a cuarto y me dejó fuera del podio. Era algo que estaba buscando y se me escapó por muy poco.
- Es el sino del slalom: un solo error se paga muy caro.
Está claro. Ese día, por ejemplo, si llego a apartar la pala dos centímetros, no hay penalización y estoy segundo del Mundo Sub23. Pero tienes ese ‘castigo’ de dos segundos y ya te echa del podio. Es lo que decía con las Copas del Mundo. Quedas 11º o 12º por un pequeño error, pero en la de Pau tuve dos toques: con uno me ponía tercero… Es un margen tan fino que es muy difícil de medir. Así es nuestro juego. Detalles.
- Has empezado como un tiro esta pretemporada: segundo en el British Open; ganaste con autoridad la Segre Cup… ¿Cuáles son tus objetivos para el 2022?
Evidentemente tengo que mejorar la técnica: el tiempo que estuve en Londres me vino bien para acostumbrarme a un tipo de canal muy distinto al que tenemos en La Seu. Pude rendir bien y conseguir una segunda plaza en el British Open; luego en la Segre Cup no lo tenía fácil pues en K1 estaban David Llorente y Manu Ochoa; y en C1 también tenía competencia, pero quedé contento porque tuve una semana dura de entrenos para al final poder concretar lo que me interesaba: tener una seguridad remando que, igual no sale siempre, pero me transmite tranquilidad por el proceso que estamos haciendo. Y de cara al año que viene, seguir por el mismo camino y tratar de encontrar el máximo de seguridad y regularidad posible.
- Que una celebridad en el mundo del slalom como la neozelandesa Luuka Jones te piropee en público no sucede todos los días. ¿Os conocéis?
Sí, claro. En el circuito del slalom nos conocemos todos de las competiciones, y yo llevo ya cuatro años en el equipo nacional dándole caña. En general la gente dice que tengo un estilo fino, bonito de ver, que no es agresivo, que es de fluir con el agua, y al público en general le gusta ver esta clase de estilos. Aparte de que por muy bonito que sea, tiene que ser efectivo. La gente me dice que estoy remando muy bien y que siga así. Desde luego, por ambición no va a faltar.
“La gente dice que tengo un estilo fino, que no es agresivo, de fluir con el agua, pero luego tiene que ser efectivo”
- Hablas a menudo de ‘fluir en el agua’. ¿Podrías explicar ese concepto?
Hay muchos estilos diferentes en slalom, no hay uno que predomine, que sea el claro dominante en este deporte. Hay estilos más agresivos, de gente que es más alta y tiene una mayor envergadura con lo cual remará de una forma; gente con más fuerza y menos técnica remará de otra; gente con mucha técnica y no tanta fuerza intentará adaptar su forma de remar para tener ese feeling con el agua. El agua va siempre a izquierda, derecha o abajo, y siempre hay movimientos que si tú sabes leerla y lo aprovechas, gastarás la mitad de energía que aquellos que no leen el agua y solo reman. No quiere decir que un modo sea menos efectivo que el otro. Pero hay gente que ve un rulo y lo primero que va a hacer es chocar y remar; y en mi caso sé que si choco voy a perder tiempo, así que voy a buscar la línea más limpia posible para no mojarme y para pasar por encima. Tipos de palistas, en definitiva.
- En menos de tres años una nueva oportunidad para ser olímpico. Qué son para ti los Juegos de París: ¿un sueño, un objetivo o una obsesión?
Podría decir que las tres porque ya era un objetivo muy claro llegar a Tokio y luchar la plaza con Ander Elosegi, el más grande canoísta en el slalom español de la historia, con cuatro diplomas olímpicos y dos cuartos puestos, lo que ya de por sí es una locura, y siempre a un alto nivel. París, en cambio, que me va a coger con 23 años, es un objetivo, una ambición y también una obsesión. Mi trabajo a partir de ahora va todo enfocado hacia París, evidentemente centrándome en cada temporada y tratando de dar lo mejor de mí, pero sobre todo buscar París.
- El Día de Reyes cumplirás 22 años: ¿qué les pides para el nuevo año en ciernes?
Que pueda llegar a competir al mismo nivel que este año, ir mejorando día a día, encontrarme cómodo y seguir teniendo a mi lado a un equipo que sea agradable.