La RFEP continúa con la campaña ‘Ellas Palean‘ con el objetivo de visibilizar a las deportistas que llenan de éxitos al piragüismo español. A través de este espacio conoceremos la historia humana de las principales palistas de España.
Esta semana es el turno de Nuria Fontané. La freestyler ha logrado participar en su sexto campeonato del mundo y no solo triunfa dentro del agua, sino que también lo hace fuera. Fontané dedica su vida a la dirección de arte y ha participado en varias películas, entre las que se encuentra ‘Maternal’ nominada a tres Premios Goya.
- Eres una de las mejores palistas del mundo en la modalidad de freestyle pero, ¿cuál fue el motivo por el que te enganchaste al piragüismo?
Mis padres son los que iniciaron el club Salt-Ter, ellos estudiaron INEF y allí es donde conocieron el piragüismo. Después, por su interés personal, investigaron qué se podía hacer en el río Ter y finalmente fundaron el club en 1996. Así que he crecido en este club.
En los inicios, sí que es verdad que yo hacía danza y cuando iba a las competiciones de mi hermano me llamaban la artista de la familia, era como la oveja negra. Al principio estuve entrenando piragüismo pero me daba pereza por las dificultades climáticas y de agua, no había materiales de mi talla y mis padres tampoco querían hacer una gran inversión en la ropa. Al final mi familia me insistió un poco y, aunque me daba pereza, cuando estaba allí me lo pasaba muy bien y lo disfrutaba. Ya cuando empecé a competir fue mi detonante para tener una motivación y continuar con el piragüismo.
- ¿Empezaste directamente en el freestyle o hubo una modalidad antes?
Sí. En el club nos dedicamos únicamente a las aguas bravas, en especial al freestyle. Desde el inicio empecé con el kayak corto, nunca me he subido a uno largo. Primero empiezas con la navegación, entradas y cruzadas de corriente… al principio es un progreso mucho más escalonado. Luego aprendes a girar en una piscina, en un ambiente mucho más controlado, para después trasladarlo al río. Tuve la suerte de que un día que fuimos a entrenar a Francia, volqué en el río y mi reflejo fue hacer el esquimotaje, eso fue el detonante de un progreso mucho más rápido porque pierdes el miedo de volcar y nadar. A mí, al principio, me daba pánico volcar pero como he estado entrenando siempre con mis padres, sabía que iba a tener a mi padre cerca por si no podía darme la vuelta.
- Eres una chica que te atreves con todo y haces los dos estilos, Canoa y Kayak, ¿en que modalidad te sientes más cómoda?
En el freestyle hay tres disciplinas y compito en todas, pero sí que es verdad que empecé con la canoa para sumar puntos con el club porque en las competiciones nacionales se suman las posiciones de los palistas para las clasificaciones de la liga de clubes, por eso empecé a hacer canoa y canoa abierta. A nivel internacional he competido en estas dos modalidades también como, por ejemplo, mi participación en el mundial de Nottingham 2022, que fue el primero que tuvo una competición de canoa femenina, pero es verdad que yo no entreno canoa, solo compito en esa modalidad.
Me quedaría con el K1 porque es la disciplina que más he entrenado y en la que más segura me siento. La canoa y el kayak parecen muy similares, pero, en realidad, son tan diferentes: el equilibrio, los movimientos, el cambio de pala, cómo usar el cuerpo… es como aprender todo de cero. También cuando te haces mayor y el tiempo que tienes para entrenar es más limitado hace que tengas que decidir entre mejorar y perfeccionar en tu modalidad preferida y donde ya has conseguido estar arriba o, por el contrario, empezar de cero con otra modalidad. Es por ello, que me decanté por el K1.
- Tu hermano también es un conocido del freestyle, ¿ha habido algún consejo o algún truco que te haya enseñado Quim y que has aplicado a tus competiciones? ¿y al revés?
Mi hermano me ha servido de referente. Quim es un muy buen ejemplo de la perseverancia, de no abandonar, aunque parezca que no puedes conseguirlo… Él tiene una técnica muy buena pero también sabe competir muy bien y yo creo que eso se debe a que ya tenía experiencia previa en otros deportes como el atletismo y el hockey. Todo este bagaje le ha ayudado para no tener miedo a enfrentarse a los demás, para creer en sí mismo y no compararse con los demás y también para no dejarse influenciar a nivel psicológico por lo que ha pasado a su alrededor o lo que ha sucedido en las rondas anteriores. Lo que me ha enseñado mi hermano es a trazar una estrategia donde, al principio de la competición, lo importante es ir pasando de ronda y a medida que se va avanzando y llegas al top 5 tienes que arriesgar y dar el máximo para hacerte con la medalla. Creo que Quim nunca se deja llevar por la presión y siempre ha sabido dar todo de él cuando era necesario. Hay muchos deportistas, a mi también me ha pasado, que son muy buenos a nivel técnico, pero por la presión de tu entorno y sobre todo la presión que te pones a ti mismo hace que no puedas dar todo lo que tienes.
No sabría decirte si él ha aprendido algo de mí. Yo creo que sí porque mutuamente nos complementamos. Yo soy muy organizada en todo y al viajar juntos y competir yo creo que nos ayudamos mucho en ese aspecto. Además, competir sin mi hermano se hace muy diferente, no se si al contrario pasa lo mismo.
- Tu familia está muy conectada al piragüismo, ¿has sentido alguna vez esa presión por tener que igualar los resultados de tu hermano?
En mi casa nunca ha habido esa presión de conseguir resultados y siempre han dejado que todo llegase de forma muy natural. Era más la presión que me ponía yo sola y la que había a mi alrededor, no por parte de mi familia, que los resultados que obtenía mi hermano. Pero con el paso del tiempo y las competiciones he puesto en su sitio a los que dudaban de mí.
- ¿Quién te inspiró a empezar en el freestyle y quien lo hizo para que te dedicases a la dirección de arte?
Mis padres y mi hermano fueron los que me inspiraron a estar en el freestyle. Con el tiempo fui encontrando mi grupo de amigos, al ir a las competiciones conocía a más personas de mi misma edad y que compartían tu pasión. Esto era algo muy potente para mí, una de esas motivaciones para continuar en el piragüismo era ir a las competiciones y reencontrarme con esa gente que había conocido. Una de las claves para mí no solo era ir a la competición pensando en el resultado, sino en pasármelo bien, conocer a gente y disfrutar de la experiencia. Cuando disfrutas pero los resultados no llegan al menos te quedas con el aprendizaje y lo bien que te lo has pasado.
En cuanto al arte, mis padres siempre me han dado soporte para perseguir mis sueños y lo que me gusta. En este mundo empecé también de pequeña yendo a la extraescolar de danza. Estuve bailando desde que tenía 7 años hasta los 23 y lo compaginaba con el piragüismo, pero cuando acabé el instituto no me vi haciendo otra cosa que no fuese algo relacionado con el arte. En el bachillerato artístico aprendí muchos aspectos de ese mundo y cuando lo terminé, decidí entrar en la ERAM para estudiar audiovisuales y multimedia para no solo seguir entrenando freestyle sino también para descubrir, realmente, que es lo que me apasionaba del arte. Después de terminar la carrera me arriesgué y decidí estudiar el máster de dirección de arte y desde el 2021 trabajo en películas. Ahora intento combinar mi trabajo con mi afición.
- El freestyle es una modalidad del piragüismo que necesita mucha creatividad, ¿En que te ayuda tu trabajo relacionado con el arte en el deporte?
Quizás me ayudó más la danza. Me ha servido para tener mucha consciencia de mi cuerpo, de las direcciones y de donde me encuentro en cada momento. Parece algo muy simple pero cuando estás en el agua y no paras de girar tienes que ser muy consciente espacialmente de donde estás y tener muy presente la noción del espacio. También la danza me ha enseñado a saber los límites y las virtudes de mi cuerpo y hasta donde puedo llegar y la coordinación, que es clave en ambos deportes. Aunque parezcan dos deportes muy diferentes en verdad son muy similares, el freestyle es como bailar en el agua y con el agua.
Mi entrenador siempre me ha dicho que hay tres tipos de piragüistas freestylers: el payaso, el bailarín y el guerrero. Yo creo que Quim sería el guerrero y yo sería más la bailarina. El tipo de piragüista que es bailarín va más con el flow del agua y aprovecharte de la fuerza del agua para hacer los trucos y que no sean movimientos forzados. La danza me ha ayudado en ese aspecto y para tener un mejor planteamiento de la coreografía, de los movimientos y de la exposición al público.
- Hay una frase que te define: “Todo niño es un artista, el problema es seguir siendo un artista una vez que crecen”, ¿qué es lo que haces tú para seguir renovándote a y aportar algo nuevo y cada año?
Ahora mismo soy como una esponja, quiero coger todo lo que está a mi alrededor y como estoy en los inicios de mi trabajo me interesa un montón todo lo relacionado con el mundo del arte, me veo muchas películas, busco muchos referentes… Ahora no solo intento fijarme en las películas sino en el día a día, en mi entorno, ya que me dedico a la ambientación de espacios audiovisuales. También me gusta fijarme en las personas porque al final creo espacios que describen a personajes y a través del conocimiento de las cosas, de la vida, puedes dar sentido a los personajes.
Es algo que también puedes aplicar al piragüismo, porque no es solo fijarte en los demás para compararte, sino también para ver como son los estilos de los demás palistas. Coger pinceladas de cada competidor siempre es bueno y te ayuda a definir tu propio estilo.
- La temporada pasada participaste en el sexto campeonato del mundo pero has dicho que estas últimas competiciones te has visto un poco superada por la presión y los resultado y eso te ha hecho perder un poco la esencia, ¿cómo te diste cuenta de esto?
Cuando di el paso de estudiante a trabajadora me di cuenta de que era cada vez más complicado compaginar el piragüismo con mi profesión, pero me sigo sintiendo motivada para seguir compitiendo y aún quiero hacer ese esfuerzo. Lo que me ha pasado últimamente es que me he centrado demasiado en compararme con otras atletas y fijarme en las expectativas de mi entorno y en las mías propias, ya que cuando consigues resultados el resto espera que los iguales o los mejores. En esas competiciones, donde no conseguí el resultado que esperaba, yo creía, verdaderamente, que lo podría haber hecho mejor pero en ese momento clave, donde me tenían que salir las cosas, no me salieron. Cambiar eso es complejo pero me he dado cuenta de que tenía demasiada presión por mi parte y es algo que me bloqueaba a la hora de competir.
El paso de junior a senior también fue difícil. En junior hay mucha menos competencia y a la vez eres mucho más joven, pero cuando pasas a senior estás con todas las chicas que llevan muchos más años compitiendo, que entrenan mucho más que tú… hay muchas más cosas a tener en cuenta.
También llega un punto en los atletas que estás entrenando y te sientes bloqueada donde la progresión no es tan rápida como cuando eres más joven. La evolución es mucho más complicada. Lo que me pasó en estas dos últimas competiciones es que tuve que volver a mis orígenes y volver a disfrutar de la competición en sí y dejar de lado un poco los resultados. Mi objetivo fue establecerme una ronda, intentar superarme a mi misma y hacerlo lo mejor posible con la preparación que he tenido.
- La temporada 2023 está a punto de comenzar, ¿qué esperas de este nuevo año?
Este año estoy muy motivada con el mundial porque vuelve después de la pandemia pero, a la vez, tengo también este freno porque no sé si podré ir porque mi trabajo no tiene un horario fijo, sino que son proyectos que debes de escoger y hay a veces que tienes periodos del año donde no tienes nada o tiene mucho trabajo. Pero mi motivación de este año es que el mundial será en una ola, no en rulo, y ahí es cuando me siento más libre, donde todo para mi es disfrute y experimentar con las olas… la sensación es mucho más diferente y pausada.
Hay otra cosa que me ha motivado mucho a seguir entrenando, es el compartir este deporte. En mi club, actualmente soy también entrenadora y cuando empecé en este mundo me gustó mucho ver un aumento en la participación femenina. Yo creo que al haber un referente femenino atrae a más niñas a practicar este deporte y éstas atraen a más… es como un pez que se muerde la cola. En algún momento alguien tiene que ser la primera persona que se atreva y que no tenga miedo en meterse en ese mundo mayoritariamente masculino para romper barreras. Es muy enriquecedor ver ese aumento en la participación femenina, tanto en los clubes como en las competiciones nacionales e internacionales, donde también se ve ese crecimiento en la competitividad entre el femenino y masculino, cada vez está más diluido el tema del género en los resultados y en el nivel que puedan tener. El ser una chica no debe de ser una barrera para nada y poder seguir progresando en el deporte y para seguir practicándolo… Me alegra ser parte de esta lucha y de esta evolución en el deporte para que haya más chicas practicándolo. Además, debemos empoderarnos las unas a las otras porque es muy interesante de ver porque se nota ese soporte entre ellas, ese girl power, donde queremos que todas triunfemos o que lo hagamos lo mejor posible dentro de nuestras posibilidades, es algo muy bonito.