Simultáneamente se ha escrito al Viceconsejero de Recursos Naturales, trasladándole la preocupación de la RFEP por la postura expresada por su gobierno a favor de prohibir el piragüismo en tramos tan amplios. En particular, se pide que haga públicos el tipo de impactos a que se refiere y que reconsidere el fundamento de la prohibición en tramos altos.
Actualmente el piragüismo está totalmente prohibido en más del 80% de la longitud total de los ríos en las comunidades de Asturias y Cantabria: Eo sobre San Tirso, Narcea sobre Corias, Nalón sobre El Entrego, Ibias sobre Cancela, Trubia sobre Proaza, Esva sobre las juntas con el Bárcena, Deva sobre Panes, Saja sobre Barreda, Nansa sobre Palombera, Pas sobre Vega, y entre Toranzo y Vargas, Miera sobre Liérganes, Asón sobre Udaya y en la totalidad de muchos otros: Casaño, Ponga, Porcia, Agueira, Lamas, Muniellos, Cubia, Aller, San Isidro, Caudal, Nora, Dobra, Gándara, Lamasón, Pisueña, Carranza y un largo etcétera. Pero incluso en tramos autorizados también se encuentran limitaciones abusivas, incluyendo la prohibición de descender de las piraguas en toda Asturias, la de poder remar sólo ciertos días laborales en horario de trabajo en varios tramos ríos cántabros, o la de remar cuando no hay agua (desde agosto a octubre) en la parte alta del Cares y el Sella.
Esto no sólo supone una traba a la práctica individual de nuestra actividad, sino también al desarrollo rural, al bloquear las oportunidades basadas en las actividades ligadas al piragüismo, fundamentalmente el de aguas bravas, y al rafting.
Con estas cartas se sigue la línea de actuación ya iniciada ante la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, de la que ya se reclamó en marzo de 2011 la revisión de las prohibiciones en época de freza, por no estar apoyadas en ningún dato real, y que se mantendrá en función de la respuesta que se reciba de las instituciones.
La situación de la práctica legal del piragüismo en el ámbito de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico se valora entre las tres peores en las aguas interiores de España, junto con la Confederación Hidrográfica del Tajo -en la que siguen prohibidos al piragüismo cerca de 4000 kilómetros de ríos y más del 70% de sus embalses, también sin motivos públicos conocidos- y la Confederación Hidrográfica del Segura, que por motivos administrativos ha dejado de emitir cualquier tipo de autorización al piragüismo durante 2011, convirtiendo en ilegal nuestra actividad en dicha cuenca. En ambos casos se sigue trabajando para conseguir la revisión de la situación creada.
En el lado positivo se encuentran las cuencas del Ebro y la del Duero, que recientemente ha modificado de forma sustancial su normativa de navegación.